Elsa López, sobre las arañas

jueves, 5 de mayo de 2011 — 0 comentario(s)
¿Cuál es la razón fundamental para afirmar rotundamente que una novela, un cuento o un poema sean buenos? La respuesta es clara: que al lector le produzca una reacción determinada acompañada del sabor agridulce que deja esa lectura; que durante o al final de esa narración, de ese relato o de ese poema, el lector se encuentre a sí mismo emocionado, turbado, gozoso, alarmado, inquieto, alegre o triste. Exponer esas consecuencias como resultado de una lectura, sentir que el pecho se hace un nudo o se agrieta por alguna parte, esa es la única respuesta a una entrega literaria. Al menos, esa es la mía. Leticia Martín Hernández nos hace sentir eso y más.

¡Cuánta dificultad encierra poder expresar en pocas líneas las venturas y desventuras de los seres humanos, sus deseos, sus miserias y sus insatisfacciones, sus necesidades o sus más íntimos pensamientos! Leticia tiene un extraño don: ponerse en la piel de los otros para describir los deseos más oscuros que ese otro tiene y cómo esos deseos pueden llegar a transformarnos en animales repugnantes o en seres de ficción, en personajes extraídos de nuestros cuentos infantiles o en personajes cotidianos sacados de la realidad más inmediata. En palabras de la propia Leticia «el proceso creativo comienza con un clic en mi cabeza que genera una imagen o una pequeña escena. A algunas de estas primeras imágenes mentales registradas con letra apretada en una libreta, le siguen otras. Y cuando tengo varias imágenes o varias escenas, me siento frente al ordenador y comienzo a escribir». Esas imágenes que, según ella, «no se resisten al olvido», son el germen donde crecen y se multiplican las historias que escribe.

Presentación en La Palma

sábado, 2 de abril de 2011 — 0 comentario(s)




El pasado jueves 31 de marzo tuvo lugar la presentación de La ecología de las arañas en Santa Cruz de La Palma. A mi lado estuvo la estupendísima escritora Elsa López. Estaré siempre profundamente agradecida a Elsa por haber amadrinado mi primer libro, por su generosidad, por su dulzura, por haber deshilachado con tanta delicadeza las dieciséis historias que lo forman. A la presentación acudieron asimismo muchos familiares y amigos. Gracias a todos. Y, sobre todo, gracias a mis padres, por haber tejido los hilos que acabaron conviertiéndose en una velada inolvidable.

Las arañas, en La Palma

lunes, 28 de marzo de 2011 — 0 comentario(s)
Este jueves 31 de marzo, a las 20.30 horas, presento La ecología de las arañas en Santa Cruz de La Palma. El acto tendrá lugar en el salón de actos del Palacio de Salazar y me acompañará la escritora Elsa López.

Presentación en Tenerife

sábado, 20 de noviembre de 2010 — 0 comentario(s)




El pasado 27 de octubre tuvo lugar la presentación de La ecología de las arañas en Santa Cruz de Tenerife, concretamente, en el antiguo Cine Víctor, convertido en la actualidad en centro cultural. La influencia que ejerce el cine en mi forma de escribir es innegable. Si hay algo que me apasiona tanto o más que la literatura, es el cine. El cine en blanco y negro, el cine en color, el que cuenta grandes historias o simplemente esas historias pequeñas que ocurren a la vuelta de la esquina. En fin, la magia de las imágenes en movimiento que con tanto ahínco busco imitar en mi forma de escribir. Por esta razón, presentar mi primer libro en el Cine Víctor donde, si se presta atención, aún puede oírse el avance del proyector, fue algo muy especial para mí.

La presentación fue muy entrañable y estuve rodeada en todo momento de mi familia y de mis amigos. Quiero agradecer en especial la presencia de Elena Morales, responsable de prensa de Ediciones Idea, que me acompañó durante la presentación.

Nota de prensa

lunes, 25 de octubre de 2010 — 0 comentario(s)


Ediciones Idea lanza el primer libro de relatos de Leticia Martín, La ecología de las arañas.

En la obra predominan las transformaciones inesperadas de los personajes y las escenas insólitas en tramas bien construidas.

El volumen se presenta este miércoles 27 en el Cine Víctor, en Santa Cruz.

Ediciones Idea acaba de lanzar, dentro de su colección Tid (Textos Idea), La ecología de las arañas, el primer libro de relatos de Leticia Martín. En la obra predominan las escenas insólitas y las transformaciones inesperadas de los personajes. El volumen se presenta este miércoles, 27 de octubre, a las 19:00 horas, en el Cine Víctor (Avenida de la Asunción, nº 1), en Santa Cruz de Tenerife. En el acto intervendrá, junto a la autora, la responsable de prensa de la editorial canaria, Elena Morales. De esta escritora, que ya tiene preparado su segundo libro de relatos, se ha valorado «la calidad y plasticidad de su prosa, así como la riqueza y capacidad de sugerencia de sus imágenes, puestas al servicio de una trama emotiva y bien construida».

Los dieciséis cuentos que componen La ecología de las arañas están tejidos alrededor de personajes y situaciones insólitos en los que, sin embargo, no es difícil identificar las miserias cotidianas que transcurren de puertas adentro. Descubrimos así una mujer que toma el sol junto a su marido, transformado en una araña gigante; una Penélope cansada de esperar a su Ulises; un hombre que afirma ser inmortal; una Cenicienta a la que le aprietan los zapatos de cristal; o una anciana que vela su propio cadáver. Cada uno de estos textos es una tela de araña en la que el lector se verá pronto atrapado.

Leticia Martín refleja, en este primer libro, algunas de las obsesiones que carga a sus espaldas, como «el miedo a la soledad y a la muerte o el ansia por entender el porqué de ese momento preciso en que, sin podérnoslo explicar del todo, dejamos de amar a alguien». Para ello, «lo que hago es simplemente disfrazar mis obsesiones, ya sea de hombre con tupé o de mujer con algas en el pelo, porque en caso contrario no me atrevería a dejarlas salir tal cual, desnudas, ante la vista de todos».

El proceso creativo de Leticia Martín comienza «con un clic en mi cabeza que genera una imagen o una pequeña escena», explica. A algunas de estas primeras imágenes mentales registradas «con letra apretada en una libreta» (esas pocas «que no se resisten al olvido») le siguen otras. «Y cuando tengo varias imágenes o varias escenas, me siento frente al ordenador y comienzo a escribir».

Esta escritora disfruta recubriendo sus textos «con una capa de barniz en la que predomina lo insólito y lo extraño. La verdadera historia que quiero contar se encuentra bajo esta capa y es el lector quien tiene que descubrirla. Lo maravilloso es que, en ocasiones, la historia que el lector descubre no es exactamente la que yo escondí pero, en mi opinión, ésta es igual de válida, o más, que la mía. En cualquier caso, lo que busco es que mis relatos no resulten indiferentes, gusten o no. Quiero que sean relatos incómodos, de los que el lector tarde en deshacerse», afirma.

Lee uno de los cuentos

miércoles, 21 de julio de 2010 — 11 comentario(s)


La madre coge al niño de la cuna y lo acuesta en una canastilla. A su lado, el padre deja de mesarse los cabellos y le acerca una manta de flecos. Los dos se quedan muy quietos mientras el bebé levanta los bracitos y hace pucheros. Todavía lleva el gorro de lana que le puso una enfermera en el hospital, de color azul, la única nota discordante en una habitación de tonos rosados y encajes de bolillos que ya comienza a oler a leche agria, polvos de talco y colonia Nenuco. Es una niña, les aseguró el ginecólogo. Siempre habían querido tener una niña. Y se apresuraron a comprar zarcillos diminutos, diademas y vestiditos con pololos. Luego pintaron las paredes del cuarto de un rosa muy claro y decoraron la cuna con volantes de organdí. Ahora no saben qué hacer con los baberos y las toallas en las que bordaron a punto de cruz el nombre de princesa troyana que habían elegido para su hija, ni con el tutú que iban a comprarle para su primera clase de ballet. El niño está a punto de echarse a llorar y la madre, sin pensárselo dos veces, acerca una mano para consolarlo. Pero el padre la detiene con una presión suave sobre su antebrazo. «No te encariñes con él», le reprocha. Y ella asiente porque sabe que su marido tiene razón. Ya en el coche, el padre vigila a su mujer por el espejo retrovisor. Está sentada en el asiento de atrás y con una mano agarra el borde de la canastilla, protegiéndola de los baches y las curvas de la carretera. A veces, el bebé emite gorjeos que hacen que la mujer se lleve la mano a la boca, como si contuviera un sollozo. Entonces, el padre endurece el rostro y aprieta con tanta fuerza la palanca de cambios que los nudillos se le vuelven blancos. Anoche tomaron una decisión. Sin embargo, a la luz de la mañana, todo parece más difícil. Se consuelan pensando en la niñita que deberían haber tenido, corriendo de una punta a otra del pasillo con sus zapatillas de bailarina. El padre aparca por fin cerca de una de las puertas traseras del hospital y los dos esperan unos minutos dentro del coche. Es el mismo hospital donde la madre dio a luz unos días antes. Es temprano, el sol despunta por encima de los tejados y hace brillar la ropa tendida en las azoteas. Y todo está en silencio. A lo lejos se oye únicamente el gemido hidráulico de un camión y, al fondo de la calle, un basurero, sin ganas, barre el bordillo de la acera con una hoja de palma. El padre deja escapar un suspiro largo. Es el momento. Recorre a pie los veinte metros que lo separan del hospital y deja la canastilla cerca de una puerta, bajo un alero, no vaya a ser que llueva.

Título: «El cuarto del bebé»

El texto de la contraportada

viernes, 16 de julio de 2010 — 0 comentario(s)
De esta escritora se ha valorado «la calidad y plasticidad de su prosa, así como la riqueza y capacidad de sugerencia de sus imágenes, puestas al servicio de una trama emotiva y bien construida». Partiendo de la extrañeza, los dieciséis cuentos que componen este libro están tejidos alrededor de personajes y situaciones insólitos en las que, sin embargo, no nos es difícil identificar las miserias cotidianas que tienen lugar de puertas adentro. Nos encontramos así con una mujer que toma el sol junto a su marido, transformado en una araña gigante; una Penélope cansada de esperar a su Ulises; un hombre que afirma ser inmortal; una Cenicienta a la que le aprietan los zapatos de cristal; o una anciana que vela su propio cadáver. Cada uno de estos relatos es una tela de araña en la que el lector se verá pronto atrapado.